Amate a ti mismo

Durante mucho
tiempo esperamos
encontrar a alguien que nos
comprenda,
alguien
que nos acepte como somos,
capaz de ofrecernos felicidad a pesar
de
las duras pruebas.

Apenas ayer descubrí, que ese mágico alguien
es el rostro que
vemos
a diario en nuestro espejo.

Richard Bach

Sobre estas palabras de Richard Bach se me ocurrió hacer una reflexión.

Muchas veces no encontramos una pareja, o no la que habíamos idealizado en nuestros sueños, esa persona casi perfecta que nos ame, acepte, considere, nos acompañe a lo largo de este sendero de la vida y nos la haga más placentera, porque con el amor de por medio todo parece más agradable y posible. Tenemos más energía, más optimismo, más esperanza, y definitivamente... más sueños, pero, ocurre que no llega, o no es como esperábamos, y entonces nos damos cuenta que todo lo que quisimos sentir, y que nos diera otra persona, es aquello que cada uno es capaz de brindarse a si mismo. Si yo no soy mimada ¿acaso me mimo?, si no soy comprendida, ¿ me comprendo o comprendo al otro?, si no me siento amada o aceptada tal cual soy, ¿me amo yo y me acepto tal cual soy, o amo y acepto al otro tal cual es? Estamos construyendo un castillo de arena, nuestras bases no son sólidas en cualquier relación si no empezamos por lo que nos damos y somos capaces de dar. No puede perdurar y progresar una pareja en la que sus integrantes esperan todo del otro. Ya he mencionado en otros artículos lo importante que es nuestra relación con nosotros mismos, porque es básico partir de allí. Se ha encontrado en los últimos tiempos que muchos problemas físicos y emocionales tienen que ver directamente con el concepto que tenemos de nosotros y nuestra autoestima.

Una relación sana con nosotros, en donde tratemos día a día de disfrutar de nuestra compañía, de aceptarnos como somos con la paciencia necesaria ante nuestros errores y la confianza en nuestro potencial, importancia y valor, será el cimiento para construir una verdadera relación de pareja donde el otro no será nuestra continuación sino un complemento merecedor de todo el respeto, amor y aceptación partiendo de considerarlo tan valioso como nosotros mismos.

Graciela Sutta